martes, 19 de febrero de 2019

Comprender y entender


Nuestro pino sigue creciendo a la vez que va perdiendo algunas de las acículas más antiguas, que se observan de color marrón, aunque todavía no se han caído. Esto no quiere decir que nuestro pino esté jugando a trampantojos o que directamente sea un tramposo. No, no está en su naturaleza hacer esto.

Precisamente, hablando de trampas este domingo pudimos asistir a una encerrona, y por lo tanto trampa, en el Chester, programa de televisión que presenta Risto Mejide y es emitido en Cuatro los domingos por la noche. La primera de sus entrevistas, en este caso a Alaska, transcurrió de manera amable e incluso, tal vez, de forma plácida para la propia entrevistada. No hubo nada de escándalo en esa parte, en un programa dedicado precisamente a ello, al escándalo.

Sin embargo, la segunda entrevista, fue toda una encerrona en la que pareció que el entrevistador, al contrario de lo que suele decir en sus programas, no quiso ni entender ni comprender a Arcadi Espada. Pero no contento con ello, Risto Mejide desde un primer momento quiso manipular a la audiencia con una introducción en voz en off en la que se nos animaba a prejuzgar en comunión con el entrevistador a Arcadi Espada. Sí, la televisión es espectáculo y entretenimiento; pero debe ser la audiencia quien decida de parte de quién está y es la audiencia quien decide quién ha sido honesto y quién ha jugado haciendo trampas.

Se puede estar de acuerdo o no con Arcadi Espada, personalmente creo que Arcadi Espada en su trayectoria periodística juega a ser efectivo con sus palabras, juega a ser polémico y, en ese juego, su mensaje cae en su propia trampa, es decir, le pierden las formas, aunque gana en polémica. Sin embargo, su mensaje quizá no es tan desacertado si se va más allá de la efectividad de sus palabras y se quiere entender y comprender su mensaje.

Pero en este caso Risto Mejide, prejuzgó y se negó a querer entender y comprender a su entrevistado. Y esta es la gran lección de este domingo, cuando nos negamos a entender y comprender al otro, nace el conflicto, las trampas, las opiniones maximalistas y las creencias de superioridad moral.