lunes, 29 de septiembre de 2014

Escritura terapéutica


No descubro nada nuevo al lector si le digo que el lenguaje es vital para ayudar a estructurar el pensamiento; por esta razón, en un niño, es más incapacitante haber nacido sordo que ciego, curiosamente, en un adulto, una vez desarrollado el lenguaje y estructurado el pensamiento, ocurre lo contrario, es decir, es más incapacitante quedarse ciego que sordo. Si oír y hablar ayudan a estructurar el pensamiento, escribir también ayuda a poner orden y método en la forma de pensar. Como ya apuntara en su blog el profesor Tomás de Domingo, hay personas que necesitan pensar y por lo tanto elaborar su discurso antes de ponerse a escribir, mientras otras, como es mi caso, que estructuran su discurso y pensamiento a la vez que van escribiendo. Es decir, hay personas que necesitan pensar antes de escribir y otras que necesitan escribir para pensar de manera acertada. Como digo, yo soy de los segundos. Precisamente escribir puede ayudar a ver con claridad todo aquello que antes se veía de manera confusa. Muchas veces somos capaces de ver los problemas; pero más difícilmente las soluciones. En estos casos, escribir puede ayudar a encontrar las soluciones.
De hecho, la escritura puede ir más allá, esto es, la escritura puede ser terapéutica. Para que la escritura sea terapéutica es necesario que el autor entable un diálogo consigo mismo y que lo que se plasme por escrito esté completamente ligado a la verdad de las experiencias vividas. Sinceridad y honestidad serían las claves para la escritura terapéutica.
De este modo, la escritura terapéutica cumple tres objetivos: El primero, ayuda al escritor a superar su problema. Por un lado, al escribir, la tensión y el estrés que nace de sus circunstancias vitales puede ser aliviado mediante el sencillo acto de escribir y contar. Por otro lado, puede ayudar al escritor a encontrar y diseñar estrategias para afrontar su situación vital. El segundo objetivo que se cumple es el de ayudar a otras personas que se encuentran en la misma situación que el escritor. En ocasiones este objetivo se cumple por la mera identificación con lo que está escrito. De alguna forma el lector puede sentirse comprendido a la vez que ve reflejados sus pensamientos y sentimientos en las palabras escritas. Por último, la escritura terapéutica puede ayudar a los amigos y familiares de aquellas personas que se encuentran en la misma situación que el escritor a comprender mejor cuales pueden ser las necesidades de sus allegados. Este último objetivo también se cumple cuando un lector casual lee el texto y desarrolla la misma comprensión y empatía hacia el escritor que la que desarrollan los amigos y familiares de aquellas personas que se encuentran en la misma situación que el escritor o la que desarrollan las propias personas que se identifican con el escritor.
En definitiva la escritura terapéutica puede ayudarnos en aquellas situaciones vitales en las que por enfermedad o bloqueo emocional y vital nos encontramos paralizados al permitirnos reencontrarnos con nosotros mismos e incluso reinventarnos al hallar salidas a nuestra situación personal que antes de la escritura no veíamos.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Fármacos antipsicóticos


Como no podía ser de otra forma, esta entrada está escrita desde la experiencia personal. No estará de más informar a ese lector que viene por primera vez al blog que hace años fui diagnosticado de esquizofrenia paranoide y que desde ese momento he venido participando activamente dentro del movimiento asociativo que busca mejorar la situación de las personas con algún problema de salud mental en nuestro país. Por lo tanto me otorgo cierta autoridad moral en estos temas. Como ya dijera en otra parte, estoy convencido de que empoderar al enfermo mental supone asumir que el propio paciente tiene mucho que decir sobre su enfermedad, sobre la forma que desea afrontarla y supone también, en última instancia, asumir que una persona enferma mental puede decidir como estrategia de afrontamiento de la enfermedad y, sobre todo, como estrategia para encarar su vida, renunciar a cualquier tratamiento farmacológico.
Precisamente es necesario dejar claro que los fármacos antipsicóticos no curan la esquizofrenia, tan solo, en algunas personas, disminuyen algunos de los síntomas, por ejemplo las alucinaciones. Porque no hay que olvidar que, a lo que se llama esquizofrenia, es a un conjunto de síntomas que perduran en el tiempo como son delirios o alucinaciones.
Lo que rápidamente se deduce de estas palabras es que toda la actividad farmacológica y médica se ha centrado en disminuir los síntomas; pero nunca en curar a la persona. De hecho para curar a la persona se necesita trabajar sobre toda la trayectoria vital de las personas diagnosticadas y sobre sus vivencias emocionales.  Paradógicamente los efectos de los antipsicóticos sobre la cognición de la persona y sobre su capacidad de pensar con lucidez puede ser una traba importante a la hora de abordar una psicoterapia enfocada a resolver los problemas de las personas diagnosticadas, problemas que son los verdaderos factores estresantes y desencadenantes de los síntomas positivos.
Desgraciadamente los sistemas públicos de salud, encabezados por los psiquiatras, han renunciado a curar, esto es, a ayudar y orientar a las personas a resolver sus problemas en favor de una farmacología que no solo no es eficaz en muchas personas diagnósticadas, sino que además produce efectos secundarios y no deseados tan graves como la muerte, por poner solo dos ejemplos el antispicótico zeldox puede alterar el intervalo QT del corazón o se conocen muertes asociadas al antipsicótico xeplion.
Sin ningún genero de dudas, mientras la industria médica siga centrada en fármacos que solo sirven, y no en todos los casos, para la disminución de los síntomas, los enfermos mentales seguirán diciendo que los psiquiatras no les ayudan.
De hecho, hasta la fecha, la psiquiatría ha hecho muy poco o nada para ayudar a las personas enfermas mentales. En el peor de los casos, la psiquiatría, ha creado nuevos problemas, es preocupante el número creciente de niños diagnosticados con TDAH y tratados con fármacos. Se ha pasado de un 3% de la población afectada a un 30% de jóvenes  y un 10% de niños diagnosticados (fuente de estos datos).

miércoles, 10 de septiembre de 2014

La felicidad


Nuestro Pino Doncel sigue creciendo, parece feliz, el joven pino se atreve a ser pino. De hecho, cuando no nos atrevemos a ser nosotros mismos resulta más complicado ser feliz. A veces, solo hay que atreverse a ser feliz. Sin embargo en ocasiones el entorno, las costumbres sociales, las creencias aprendidas en la comunidad y en la familia, los miedos y también el qué dirán nos impiden dar ese paso. En algunas situaciones encontrar el camino hacia la felicidad es algo tan sencillo como detenerse y responderse a uno mismo con sinceridad y honestidad qué cosas en nuestra vida no nos hacen felices y qué podemos hacer para cambiarlas; por supuesto hay que atreverse a cambiarlas. Por ejemplo, dejar atrás una pareja o un trabajo estable es necesario cuando nuestra pasión nos pide viajar mochila a la espalda.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Autorreferencialidad en la calle


Quizá conozcas a alguna persona, o tal vez te pase a ti mismo, que al caminar por la calle se siente incómodo, observado, en otras palabras, autorreferencial. Para esos casos una buena estrategia es acompañarse de un perro cuando se está en la calle. De alguna forma la certeza de que estamos en la calle motivados por una actividad socialmente asentada en nuestras ciudades y pueblos, como es pasear a nuestro perro, nos hace sentirnos menos autorreferenciales, también más seguros. Además,  si esa persona a la que tal vez conozcas o tú mismo, está en una situación de soledad, pasear un perro por aquellos parques y jardines en los que se suele reunir gente realizando esta misma actividad puede ayudar a conocer gente nueva con un interés común, el cuidado de un perro, que puede abrir la puerta a descubrir nuevos intereses comunes y así abrir la puerta también a nuevas amistades.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Bibliotecas


Quizás sorprenda al lector; pero en el 2001 fui alumno de la Escuela de Estudios Avanzados de la Universidad de Londres, mi área de conocimiento eran los estudios latinoamericanos, concretamente socio-economía y pueblos indígenas de latinoamérica. De esa época como estudiante de la Universidad de Londres uno de mis mejores recuerdos es el de la inmensa biblioteca central de esta universidad, alojada en el edificio Senate House, inmensa porque en su catálogo están registrados dos millones de libros y treinta mil revistas científicas además de los muchos recursos digitales. No obstante una biblioteca no necesita ser tan grande para seguir siendo un lugar donde los más pequeños pueden encontrar la colección de Dragon Ball o Doraemon y los más mayores un lugar de estudio, estoy pensando en las bibliotecas de barrio o en aquellas de pequeños pueblos. Especialmente interesantes son las áreas infantiles de estas bibliotecas, que los más pequeños de la casa tengan su carnet de biblioteca y gestionen sus libros responsabilizándose de los plazos de entrega y cuidado de los libros obtenidos en préstamo es algo que los adultos deberíamos potenciar.
En estos tiempos donde prácticamente toda la información está al alcance de casi todos a través de internet, las bibliotecas, además de acumular conocimientos de forma ordenada, ser punto de encuentro para pequeños, jóvenes y mayores, deberían ganar más protagonismo como escuelas de pensamiento en las que se enseñe a los ciudadanos a pensar de manera autónoma  y más allá de los argumentarios empleados tozudamente por los líderes de opinión.

lunes, 1 de septiembre de 2014

El miedo


Desde septiembre del 2001 vivimos en la cultura del miedo. Se trata, entonces, de un fenómeno relativamente nuevo que ha sido alimentado por los medios de comunicación y que tiene como una de sus principales consecuencias la paralización de las gentes ante situaciones que le son cada vez más injustas. Por ejemplo,  el estallido de la crisis económica en el año 2007 fue seguida de continúas y persistentes noticias alarmistas que todavía continúan apareciendo y que tienen sus fuentes tanto en círculos políticos como empresariales. El resultado, como digo, es la inacción de la gente. En este contexto de crisis, especialmente sangrante es la parálisis frente a todo tipo de situaciones claramente perjudiciales para el trabajador que además no encuentran solución ni respuesta por parte de los representantes de los trabajadores que participan y difunden la cultura del miedo inhibiendo conductas y acciones que, en otro contexto económico, serían normales como, por ejemplo, las denuncias por reducciones salariales no pactadas o incumplimientos de convenios empresariales.