miércoles, 3 de septiembre de 2014

Bibliotecas


Quizás sorprenda al lector; pero en el 2001 fui alumno de la Escuela de Estudios Avanzados de la Universidad de Londres, mi área de conocimiento eran los estudios latinoamericanos, concretamente socio-economía y pueblos indígenas de latinoamérica. De esa época como estudiante de la Universidad de Londres uno de mis mejores recuerdos es el de la inmensa biblioteca central de esta universidad, alojada en el edificio Senate House, inmensa porque en su catálogo están registrados dos millones de libros y treinta mil revistas científicas además de los muchos recursos digitales. No obstante una biblioteca no necesita ser tan grande para seguir siendo un lugar donde los más pequeños pueden encontrar la colección de Dragon Ball o Doraemon y los más mayores un lugar de estudio, estoy pensando en las bibliotecas de barrio o en aquellas de pequeños pueblos. Especialmente interesantes son las áreas infantiles de estas bibliotecas, que los más pequeños de la casa tengan su carnet de biblioteca y gestionen sus libros responsabilizándose de los plazos de entrega y cuidado de los libros obtenidos en préstamo es algo que los adultos deberíamos potenciar.
En estos tiempos donde prácticamente toda la información está al alcance de casi todos a través de internet, las bibliotecas, además de acumular conocimientos de forma ordenada, ser punto de encuentro para pequeños, jóvenes y mayores, deberían ganar más protagonismo como escuelas de pensamiento en las que se enseñe a los ciudadanos a pensar de manera autónoma  y más allá de los argumentarios empleados tozudamente por los líderes de opinión.

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