martes, 22 de marzo de 2016

Por qué el problema sí es el Islamismo


A raíz de los recientes atentados en Bruselas, no son pocos los que llevados por un buenísimo infantil han comenzado a decir que el problema no es el Islamismo sino los radicales y fundamentalistas. Sin embargo, este discurso que dice evitar demonizar al Islam es infantil y hasta dañino para nuestras democracias occidentales.

Como han argumentado antes que yo, “el Islam es contrario a la democracia y a las libertades y derechos reconocidos en tratados y declaraciones universales y lo es por que es un estado mental que lo abarca y lo empapa todo: la vida privada y pública hasta sus más mínimos detalles, asimila y confunde política y religión. El Islam y el corán para sus seguidores lo son todo, lo invade todo y no acepta la discrepancia, son la esencia del pensamiento público y privado, un sistema radicalmente diferente de concebir el ser humano y su sociedad: una civilización no laica. Así la alianza de civilizaciones no es posible, la "occidental" es incompatible y excluyente con la islámica.”

Además no podemos olvidar el nulo o escaso rechazo de los propios seguidores del Islam a este tipo de atentados. Ni las sociedades islámicas, ni sus líderes religiosos han condenado jamás los atentados en Estados Unidos, Londres, Madrid, Paris o Bruselas. Además apenas existen voces discrepantes en sus sociedades que se opongan y enfrenten la irracionalidad medieval del Islam.

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