jueves, 14 de agosto de 2014

La amistad

Brote de un pino, día 4

Nuestro pequeño y todavía frágil pino hoy ha comenzado a desplegar sus hojas aciculares ajeno a la realidad de seguidores, amigos, círculos, contactos de las ya casi incontables redes sociales. Seguramente nadie en la vida real gestiona o es capaz de gestionar tantos conocidos, pero son muchos los que acumulan personas en sus cuentas y perfiles de forma tal que pareciera que la valía de una persona se mide por el número de seguidores, contactos profesionales o amigos. Ahora las empresas quieren ser social, incluso hay una eléctrica con su propia red social para clientes y sí, creanme, la gente también acumula amigos allí. Pero la verdadera amistad, aquella que yo vivo, aquella que está ahí cuando todo lo demás parece desmoronarse no necesita de redes sociales. Esa amistad se alimenta de encuentros en la cafetería de la esquina o de largos paseos y confidencias a media tarde por la calle de la Paz, que es esa calle por la que te gusta caminar de tu ciudad o pueblo. Si el amor transforma, la amistad aporta bienestar y calidad de vida. 

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